viernes, 15 de julio de 2011

UNA VIDA SIN ESTRES

Te …. Mas… de josé luis garcía salazar


¿Por qué es importante este tema?

En un reciente congreso de medicina se comentó que, a nivel mundial, uno de cada cuatro individuos, sufren un problema grave de estrés. También se dijo que México es uno de los países con mayores niveles de estrés en el mundo ya que aquí se encuentran presentes los principales factores que lo provocan como: la pobreza, los cambios constantes en las condiciones de vida, la inseguridad, etc. Adicionalmente se llegó a la conclusión de que, si las personas toman la iniciativa para prevenir esta enfermedad, lograrán una mejor salud. A este respecto, los expertos concuerdan en que la enfermedad persiste porque las personas culpan de su estrés a los aspectos externos que las rodean; por ejemplo, cuando dicen: “mis padres me tratan mal” o “mi novio no me quiere” o “el Gobierno me debe dar más facilidades para vivir”, etcétera. En esos casos, si las personas no empiezan a hacer algo por sí mismas y en lugar de culpar a los demás, inician acciones para prevenir o curar su estrés, el problema seguirá agravándose.
En la actualidad, todos sabemos que en nuestro país se están viviendo momentos muy difíciles.
Hace unos años, cuando se hacían encuestas sobre las necesidades de los ciudadanos, la mayor preocupación de los mexicanos era la situación económica. Ahora la mayor necesidad es la de “tener seguridad”, entendiéndose ésta como seguridad en la familia, en nuestros vecindarios o en cualquier situación que vivimos. También implica el que cada persona tenga seguridad “dentro” de sí misma o lo que es lo mismo, que tenga paz.

El estrés lo podemos definir como: “un estado de gran tensión nerviosa causado por la ansiedad, el exceso de trabajo, etc. y que produce trastornos físicos y psicológicos”. Si cada persona desde su fuero interno, aprende a dominar el estrés será capaz de vivir más relajada y productivamente y también logrará una mejor calidad de vida.

En este contexto, la obra de Norman Vincent Peale, nos da ideas para prevenir algunos enemigos de nuestra paz interior los cuales causan en gran parte el estrés que caracteriza a la vida cotidiana en la actualidad. Los cuatro enemigos son: falta de confianza, el resentimiento, el remordimiento y las preocupaciones.
Falta de confianza en uno mismo. En muchos casos, nosotros somos nuestro mayor enemigo ya que por naturaleza, identificamos y le ponemos mayor atención a nuestros defectos. Casi nunca identificamos esa gran cantidad de talentos, habilidades, cualidades y fortalezas que poseemos. Nos menospreciamos más duramente que lo que otras personas hacen con nosotros. Nos falta autoestima o sea, “el querernos a nosotros mismos”. Tampoco tomamos en cuenta esa gran cantidad de “victorias personales” que hemos logrado en la vida. Si las recordáramos, veríamos que en su momento, nos costaron muchos esfuerzos y salimos victoriosos y las gozamos mucho. Recordemos cuando estábamos por reprobar alguna materia en la escuela. Recordemos en ese episodio, el empeño y voluntad que pusimos para estudiar y aprobar. Recordemos lo que sentimos cuando vimos la calificación aprobatoria. También en nuestra vida existen muchas otras victorias personales que hemos alcanzado y que nos demuestran que sí podemos lograr los retos que nos proponemos. Es necesario tener presentes esos episodios triunfales y sentirnos orgullosos por nosotros mismos y sobre todo que, cada que pensemos en nuevos retos a vencer, confiemos en nosotros mismos ya que poseemos todo para salir adelante.
Los resentimientos. Resentimiento significa sentir y volver a sentir la consecuencia de una acción que creemos nos ha perjudicado. En las relaciones humanas, cuando una persona nos perjudica, o creemos que nos perjudica, la tomamos tan en serio que vivimos amargados mucho tiempo después de que ocurrió. Nosotros revivimos muchas veces el episodio y eso nos provoca males en nuestra salud física y en nuestras emociones. Nos volvemos iracundos y vengativos, presas de la ansiedad y el estrés. Caemos en estados de ánimo donde constantemente culpamos a otros de nuestros males y por lo tanto no asumimos nuestra responsabilidad ante la vida. Creemos que todas las personas que nos rodean, tienen mala voluntad hacia nosotros. El resentimiento es cólera reprimida que solo daña a nuestra fisiología: a nuestro corazón, hígado y a nuestro sistema digestivo, principalmente. Cuando vivimos en un estado de ánimo de resentimiento, consumimos mucha energía ya que solo pensamos en encontrar la manera de que la persona que nos perjudicó, pague su castigo. Esa energía desperdiciada debería utilizarse en restablecer la buena comunicación con los que nos rodean. El resentimiento es una ponzoña que mata sin sentir al que la lleva a cuestas por lo tanto, si perdonamos al que nos dañó, nos estamos salvando a nosotros mismos.
La culpa y el remordimiento. Se pueden definir como “un pesar interno provocado por una mala acción que hemos cometido”. Se elimina cuando honesta y deliberadamente pedimos disculpas y reparamos el daño que hemos cometido a otros. No somos perfectos y todos comentemos fallas y errores y en dichas situaciones, también ofendemos a personas. Sin embargo, no debemos pensar que la culpa es perpetua y que deberá ser pagada toda la vida y por lo tanto, deberemos encontrar maneras de quitárnosla de encima. En ocasiones somos demasiado exigentes con nosotros mismos y cuando hacemos algo mal, nos consideramos las peores personas del mundo; en dichas circunstancias, nos auto-ofendemos y no somos capaces de perdonarnos y con eso también demostramos que no sabemos perdonar a otros.
Las preocupaciones. Decía Mark Twain: “Tanto es problema la pérdida de una muñeca para una niña como la pérdida del reino para un rey”. Muchas veces creemos que nuestros problemas son los más grandes del universo y por eso todo el tiempo andamos pensando en que no se pueden resolver. A veces son tantos los problemas que brincan en nuestro cerebro y nos preocupamos tanto acerca de su solución que, no paramos a pensar que de todas esas preocupaciones, en realidad solo llegan a suceder muy pocas. Una preocupación se rumia y se cavila y eso significa que solamente se revuelve en nuestra mente y nos provoca ansiedades que se convierten en enfermedades del cuerpo y del alma. Estas enfermedades las sufrimos y se manifiestan en el insomnio y estrés que nos acompañan y que se traducen en malas decisiones, baja efectividad intelectual, mal manejo de nuestras emociones y malas relaciones personales.

Así pues, el combate al estrés debe iniciar al tomar la responsabilidad para generar en nosotros mismos una coherencia interior para comprometernos con nosotros mismos con frases como: “Yo voy a hacer…. ”; “A mí me corresponde trabajar para…..”; “Voy a lograr ….. ”.
Finalmente, en el congreso de medicina se dieron muchas recomendaciones, algunas muy sensatas como: “acudir a un especialista”; “realizar técnicas de relajación”; “evitar el uso de tranquilizantes o alcohol”. También se dieron recomendaciones un tanto raras como: “mascar chicle” y muchas más.
El estrés seguirá incrementándose en muchas personas en el mundo y será más grave que lo que representa ahora; sin embargo, también tenemos este tipo de estudios que nos proporcionan la “medicina” para curarnos y de nosotros depende si la tomamos o no.